La propuesta del texto de la reforma de la Directiva de Eficiencia Energética de la Edificación, contempla el objetivo de una calificación energética mínima E para las viviendas en 2030.

 

La nueva redacción de la Directiva de Eficiencia Energética de la Edificación marca dos objetivos con impacto revulsivo en el mercado inmobiliario: para 2030 todos los edificios de viviendas existentes tendrán una calificación energética mínima E, y para 2033 mínima de D. Además, introduce el concepto de edificio cero emisiones y la figura de Pasaporte de Renovación Energética para que los propietarios puedan planificar las obras de mejora, en un texto más exigente que el que proponía el propio Consejo de Europa.

Bruselas pisa el acelerador para llegar al objetivo de 2050 de neutralidad climática. Y la mejora del parque de edificios es esencial, se trata de un reto de dimensiones colosales para el que se anuncia una importante movilización de dinero público y la creación de figuras financieras que ayuden al ciudadano. Sin embargo, en el texto aprobado por el Parlamento Europeo no concreta cifras.

 

La clasificación energética modifica el mercado

 

En mi opinión, un aspecto hasta ahora menor como el certificado de eficiencia energética pasará a ser clave, porque determinará el grado de cumplimiento y adaptación de los edificios a la norma gradualmente, hasta conseguir ser cero emisiones en 2050. Compradores y vendedores empezarán a valorar cada vez más los edificios que menos consuman, y es probable que se produzca una revalorización de los inmuebles más eficientes energéticamente.

Habrá que cumplir con unas medidas muy restrictivas sobre contaminación, lo que va a obligar a continuas rehabilitaciones y mantenimientos de los edificios. Pero es una necesidad. Se habla de que cerca de un 85% de los edificios necesitará de esa rehabilitación si queremos cumplir con el nivel de descarbonización marcado, que es de cero para 2050”.

 

 

Calendario de obligado cumplimiento

 

 

Uno de los aspectos que más ha sorprendido es el calendario propuesto, más exigente en el rango de las calificaciones energéticas que el barajado hasta el pasado 14 de marzo:

  • Requisitos para edificios de nueva construcción:
    • A partir del 1 de enero de 2026, todos los edificios de nueva construcción públicos u ocupados por las Administraciones Públicas deben ser cero emisiones.
    • A partir del 1 de enero de 2028, todos los edificios de nueva construcción no públicos (residenciales y no residenciales) deben ser cero emisiones.

 

  • Requisitos para los edificios existentes:
    • Edificios públicos. A partir del 1 de enero de 2027, tienen que tener una clasificación mínima de letra E. Para 2030, su clasificación mínima deberá ser D.
    • Edificios privados no residenciales. Los plazos y exigencias son iguales que los señalados para los públicos ya existentes.
    • Privados residenciales. A partir del 1 de enero de 2030, tienen que tener una clasificación mínima de letra E. Para 2033, su clasificación mínima deberá ser D.

Cumplimiento y sanciones

 

En el proceso de transposición de la Directiva a la legislación española, se definirá qué ocurre con los edificios que para esta fecha no cumplan con estas calificaciones, la directiva no establece ningún régimen de sanciones de momento.

Sin embargo, serán los Estados miembros en su transposición los que definan algún tipo de condiciones, como un compromiso explícito del comprador sobre un plazo de ejecución de las obras necesarias para su adecuación conforme a la norma.

 

Medidas de ayuda

 

Durante toda la redacción de la Directiva, se incide en la necesidad de movilizar recursos europeos para afrontar esta ambiciosa transformación del parque europeo de edificios con la menor carga posible para los ciudadanos y salvaguardando sus derechos, en especial de los más vulnerables. Con este objetivo se habla de figuras como hipotecas verdes, préstamos con condiciones especiales y subvenciones. Sin embargo, como ya se ha señalado, en ningún punto se cuantifican o especifican estas ayudas.

 

Reacciones del mercado

 

Desde aquí te digo que es un gran reto en un entorno construido como el español, en el que más del 80% de los edificios y viviendas reciben una calificación energética E, F o G. Lo que es lo mismo que ineficiente, según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía [IDAE].

Algunos expertos opinan que a día de hoy parece muy difícil, o imposible, llegar al objetivo marcado en 2030. Entre otras razones por la falta de concienciación social, de empresas de rehabilitación principalmente y, sobre todo, de un calendario claro establecido por la Administración Pública. Entiendo que la única forma de conseguir o acercarse a los compromisos es centrar un calendario claro, lógico y realizable, y que las comunidades que no cumplan tengan algún tipo de consecuencias. No se puede dejar esta carga a los administradores de fincas colegiados y a los vecinos.

Tu qué opinas ¿??

 

Fuente: idealista