El alquiler con opción a compra está creciendo en los últimos meses.

A pesar de que su peso sigue siendo reducido, está ganando más adeptos. Actualmente hay más de 9.800 anuncios de propiedades en portales inmobiliarios que admiten esta fórmula.
La incertidumbre laboral provocada por la pandémia, la creciente formación legal de los particulares, y la facilidad de contar con un asesor legal, están animando cada día más a muchas personas que desean adquirir una vivienda y no cuentan con el 20% del importe necesario para abordar una operación de este tipo.
A grandes rasgos, esta fórmula consiste en la firma un contrato de alquiler que garantice que, pasado un plazo de tiempo determinado el comprador tiene derecho a adquirir la vivienda a un precio acordado previamente, descontando el importe que haya pagado a través de las rentas mensuales.
Así, el alquiler con opción a compra, en la práctica, «permite a los inquilinos habitar una vivienda en régimen de arrendamiento durante el periodo de tiempo que se haya estipulado (generalmente entre dos y cinco años).
Y, una vez finalizado ese plazo, tienen derecho a adquirir en propiedad el inmueble por el precio acordado con el propietario previamente, descontando lo abonado hasta ese momento», aclaran desde la red inmobiliaria.
Esta fórmula, por tanto, permite convertirse en propietario sin necesidad de contar con ahorros previos (habitualmente la banca presta el 80% del precio de la vivienda en la hipoteca, a lo que hay que sumar un extra para cubrir los gastos e impuestos de la operación) y es una opción a tener en cuenta por parte de los jóvenes, que en muchos casos no disponen de un colchón económico suficiente como para conseguir un préstamo hipotecario.

Ventajas para el comprador y para el vendedor

Para el inquilino y futuro comprador, por ejemplo, destaca que «tiene la tranquilidad de que si finalmente los planes no salen como espera, su compromiso estará limitado a interrumpir el contrato de alquiler en las condiciones legales habituales».
Y también que «permite a los futuros propietarios conocer a fondo la vivienda y la zona, y saber si esta se adapta plenamente a sus necesidades antes de formalizar la compra».
En el caso del vendedor, destaca que percibe unos ingresos y una rentabilidad durante los meses en que está alquilada, y “puede ser una opción interesante para los propietarios que encuentran dificultades para vender su inmueble por hallarse situado en zonas –o cuando se atraviesan en situaciones económicas- en las que las compraventas aún se encuentran muy paradas”.

Consejos para elaborar el contrato

El alquiler con opción de compra permite a las partes pactar libremente las condiciones del acuerdo, aunque es imprescindible establecer una prima de opción de compra, que consiste en un depósito que el inquilino entrega a cuenta y que éste pierde si, finalmente, la adquisición no llega a término.
También conviene detallar claramente varios aspectos en el contrato, como el tiempo que el inquilino puede permanecer arrendado en la vivienda, el plazo en el que el inquilino puede ejercer su derecho de compra, el importe mensual de alquiler de la vivienda o, a quién corresponde el pago de los gastos de la comunidad o posibles reformas que sean necesarias llevar a cabo, entre otros.
Otra de las claves es especificar la voluntad del propietario de vender la vivienda, el precio final de la misma, el porcentaje a descontar (parcial o totalmente) de las cuotas del alquiler en el precio de venta y la prima o aval inicial que tiene que aportar el arrendatario y que el arrendatario perderá en el caso de que no ejerza su derecho de compra.
En definitiva, el alquiler con opción de compra es una fórmula de adquirir vivienda que aporta múltiples ventajas, aunque es más complicada que una transacción habitual.
Por eso, es recomendable informarse del proceso y buscar el asesoramiento de un profesional inmobiliario para concluir con éxito la operación.

Aquí estoy por cualquier consulta o aclaración.

Imagen: unos de los pisos que hemos alquilado 🙂